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Pieza del mes junio 2009
- La pieza
- Biografía
- El cuadro
- Biografía del artista
- Ficha técnica
INTRODUCCIÓN
Personajes del Ateneo
La aparición de la caricatura en el mundo de la pintura viene desde lejos. Solamente tenemos que echar la vista atrás para, en pleno Renacimiento, observar cómo los pintores flamencos deformaban los rostros de los personajes que aparecían en sus lienzos, acusando determinados rasgos físicos que, automáticamente, los transformaban en caricaturas. No obstante, podemos ir más atrás y observar la escultura románica, donde la figura humana portaba rasgos monstruosos cuando ésta estaba próxima a la imagen demoniaca, o las marginalias que aparecen en los códices miniados de los siglos XIV y XV.
Sin lugar a dudas en el arte español la obra gráfica de Francisco de Goya (Los Disparates o Los Caprichos), puso de manifiesto la importancia que la caricatura alcanzó en los finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Es a partir de ahora cuando el artista osará introducirse en el mundo de la sátira o la crítica, exaltando las características físicas o psíquicas de aquellos personajes socialmente reconocidos. El asentamiento de la prensa escrita servirá de medio o vehículo transmisor de este género artístico, ilustrando las crónicas sociales o los acontecimientos políticos más relevantes con la caricatura. El periódico o la revista serán los soportes ideales para la difusión de la caricatura que, a tinta, grafito o cualquier otra técnica, pronto serán motivos artísticos con entidad propia y habituales en las formas de hacer y producción de todo artista.
Esbozo, pasatiempo, apunte rápido u obra concluida, la caricatura vive su máximo apogeo a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. De esto tenemos buena muestra en España, cuando a través de la Unión de Dibujantes, y con el crítico José Francés a la cabeza, la caricatura alcanza su exhibición en las principales salas de exposiciones, tal y como ocurrió en la Sala Santa Catalina de este Ateneo. Esto conlleva el reconocimiento del autor y la valoración de la obra tanto por la crítica como por el público.
El Ateneo de Madrid, adquirió por subasta en el año 2007 (Sala de Subastas La Galería, subasta nº 226, lote nº 182) y con destino a su colección, una obra de estas características compuesta por tres pequeños dibujos donde quedan representados tres personajes vinculados al Ateneo de aquellos años. Se trata de una obra firmada por Ignacio Pinazo Martínez, titulada “Personajes del Ateneo” y realizada en 1903.
Personajes del Ateneo
La obra queda compuesta por tres pequeños dibujos realizados a grafito y lápiz graso (aproximadamente de 10x14 centímetros cada uno), que representan a modo de caricatura personajes vinculados al Ateneo de Madrid a principios del siglo XX, concretamente a:
Sr. Puyol, quien el artista refiere como Secretario del Ateneo, si bien hemos podido documentar que Puyol ostentó el cargo de Vicepresidente de la Sección de Ciencias Morales y Políticas del Ateneo de Madrid en 1903.
Sr. Díez, referido por el artista como Vocal, al cual no hemos podido documentar al personaje, al menos con exactitud, ni el cargo que llegó a ocupar.
Sr. Andrade, quien el artista alude como Tesorero del Ateneo, si bien el personaje ha quedado documentado como Contador del Ateneo de Madrid en el año de 1903.
La sencilla composición de los dibujos, nos presenta a los personajes en busto o primer plano, cada uno de ellos con tratamientos formales más próximos o lejanos a la caricatura. La inmediatez para su realización es palpable, llenando de frescura los trazos, bien encajados y con un resultado final vibrante a la vez que atractivo para el espectador. Ejecutados sobre papel de bajo gramaje, en cada uno de los dibujos aparece a grafito la palabra Ateneo, ubicada en el ángulo superior izquierdo, mientras que en el ángulo inferior derecho se titula la obra con el nombre del personaje acompañando la firma del autor (Pinazo). En su reverso se observa sello a tinta y tampón de la colección a la que pertenecieron antes de ser subastados.
Las tres piezas se presentan enmarcadas en un conjunto único, sobre cartonaje.
El Ateneo de Madrid decidió adquirirlos, previo estudio y documentación, al considerarse una obra testimonial estrechamente vinculada a la vida e historia de la institución.
Ignacio Pinazo Martínez
(Valencia, 1883 – Godella, Valencia, 1970). Hijo del pintor Ignacio Pinazo Camarlench, que fue su primer maestro, ingresó a temprana edad en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, donde se inicia en el estudio de la escultura. Pronto destacará como escultor, obteniendo reconocimientos en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1900, año en que se traslada a Madrid y establecerá relación profesional con el también escultor Mariano Benlliure. La Diputación de Valencia le otorgó en 1904 una pensión para ampliar estudios en Roma, donde afianzó su gusto neoclásico muy a la manera de hacer de Canova, si bien su traslado a París en 1907 le aproximará a la obra de Rodin. Desde 1908 a 1912 viaja por América inmerso en una compañía teatral donde desempeñó el puesto de cantante. Con su regreso a España su obra escultórica comienza a dejar patente un clasicismo que va derivando hacia el regionalismo, tendencia artística arraigada en esa época y culminada en la década de 1930.
Su producción es amplia y acaparó varios premios a nivel nacional. Así, encontramos obra de carácter clásico, donde evoca el mundo profano del Olimpo griego, encargos privados y escultura religiosa dentro de la más pura tradición de la imaginería barroca española.
En 1967 entra en la real Academia de Bellas Artes de San Carlos como académico, además de ejercer como profesor de dibujo de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid.
Su vinculación al Ateneo de Madrid se produjo con su llegada a Madrid desde Valencia, concretamente entre los años de 1900 y 1904, muy posiblemente introducido por Mariano Benlliure, artista muy ligado a la casa. No consta que fuera socio de la institución.
Autor: Ignacio Pinazo Martínez (Valencia, 1883 – Godella, Valencia, 1970).
Cronología: Siglo XX (hacia 1903).
Técnica: Lápiz grafito y graso sobre papel de bajo gramaje.
Medidas: Varias (entre los 10 y 14 centímetros).
Firmas o inscripciones: Si. Ángulo superior izquierdo e inferior derecho.
Contexto cultural o estilo: Pintura española del siglo XX.
Exposiciones: No.