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Pieza del mes septiembre 2011
- La pieza
- Biografía
- El cuadro
- Biografía del artista
- Ficha técnica
Introducción
El nombre de esta sala, Cacharrería, viene dado por la colección de vasos griegos que albergó a mediados del siglo XIX –cuando el Ateneo de Madrid tenía su sede en la calle de la Montera– a los que los ateneístas se referían, despectivamente, como “cacharros”. También se dice que su nombre procede del ruido que los contertulios organizaban en sus encendidos debates, siendo estos tan escandalosos como la entrada de un elefante en una cacharrería. Es una sala donde las tertulias, los debates y las charlas improvisadas, encuentran su espacio para desarrollarse. Sus paredes han sido testigo de importantes momentos para la historia de España protagonizados por reconocidos personajes. También ha sido la Cacharrería uno de los espacios que más sufrió los avatares históricos por los que ha pasado la docta casa.
El paso del tiempo ha dejado su huella en esta mítica sala del Ateneo de Madrid. El expolio de las obras que la decoraban y las capas de pintura, han desposeído al espacio de la belleza con el que fue concebido. Las labores de conservación llevadas a cabo en el año 2008, arrojaron –a través de las catas realizadas en sus muros y carpinterías– importantes resultados que servirán de ayuda a la hora de restaurar esta sala y devolverle parte de ese esplendor perdido.
La Cacharrería
En 1884 se encargó al pintor Vicente Palmaroli su ornamentación, quien no dudó en poner en marcha un proyecto decorativo que abarcaría a otros artistas contemporáneos. Director de la Academia de España en Roma por aquellos años, propuso a la primera promoción de artistas pensionados una obra en conjunto cuyos lienzos debían estar en relación con las sobre-puertas que Palmaroli había realizado. Entre 1885 y 1890 se realizaron los veinte lienzos que representan a personajes históricos que, como común denominador, habían nacido en España: Trajano, Lucano, San Vicente Ferrer o Amalarico entre otros. Mismo formato, técnica y composición son otras cualidades formales que comparten entre sí. Los autores –claros representantes de la pintura decimonónica española– siguieron los modelos clasicistas dados por la escuela renacentista italiana y el barroco español, mostrando grandes figuras recortadas sobre fondos neutros. José Garnelo, Enrique Simonet, Salvador Sánchez Barbudo Luis Álvarez Catalá o Ricardo Villodas son algunos de los autores que contribuyeron a tan singular proyecto.
Sin embargo, en la decoración de esta sala también participaron otros reconocidos artistas que contribuyeron a su esplendor ornamental. A los lienzos ejecutados por la Academia de Roma, se suman las decoraciones que existen en las sobre-puertas que; como hemos dicho anteriormente, son obra de Vicente Palmaroli y fechadas en 1887. Su calidad pictórica es excepcional, con unas figuras clasicistas y composiciones muy estudiadas. Son obras creadas por y para el Ateneo de Madrid, para la decoración de esta sala. Quedan compuestas por tres lienzos que hacen de dintel y jambas.
Las temáticas de estos lienzos pegados a muro son varias, pero se mueven dentro de la alegoría. Así, encontramos la Alegoría de las Artes (obra de Vicente Palmaroli) y la Alegoría a la Paz, la Industria Moderna y la Industria Antigua, (obra de Federico Amutio). (Para más información ver Pieza del mes de marzo y agosto de 2009).
Otras pinturas decorativas son los Techos de Madame Anselma. Compuestas por tres lienzos pegados a techo y uno sobre bastidor, son obras que esta artista ejecutó para el Ateneo de Madrid siguiendo los modelos compositivos de la pintura decorativa barroca y empleando la iconografía de las “roturas de gloria”. La temática vuelve a ser la Alegoría materializada en la figura humana monumental y el símbolo parlante. Ejecutadas en 1891, y bajo encargo del propio Ateneo, son tres lienzos de gran tamaño que forman un solo conjunto en su lectura. La Alegoría de la Poesía y la Música, La Verdad venciendo a la Ignorancia y La Elocuencia abrigando bajo la bandera española a la Paz y las Bellas Artes componen un único conjunto. Es también obra de esta autora el lienzo sobre bastidor de La Diosa Juno (para más información ver Pieza del mes de septiembre de 2009).
Otras pinturas que decoran esta sala no tienen un carácter tan definido e iconografía tan regulada. Es evidente que responden a un programa diferente basado en la decoración. Se sitúan también en paneles que ejercen la tarea de sobrepuertas. De estas piezas, son muy destacables las elaboradas, en formato ochavado, por Antonio Reyna, la Plaza de San Marcos y Paisaje de la ciudad de Roma, las cuales forman un único conjunto y sabemos que fueron premiadas por la Regente María Cristina con la Cruz de Carlos III en 1895. Otras obras con este peculiar formato, ochavado, ocupan diferentes espacios y nos muestran otros temas relacionados con el paisaje, como los lienzos de Ubaldo Fuentes.
Destacar de esta sala por último, otros lienzos que vienen a completar la actual decoración y que nos presentan temáticas variadas dentro del paisaje o la pintura preciosista del siglo XIX. Uno de estos sería el titulado La Difusión del Conocimiento lienzo de compleja y simbólica iconografía, obra de Cosme Algarra. Paisaje con Arboleda obra de 1885 de Juan Espina, Pavo real en una tapia o el cuadro Pájaros en las ramas de un árbol lienzos de Federico Jiménez fechados en 1886.
Otros ornamentos que recubrieron los muros de La Cacharrería lamentablemente desaparecieron con el paso de los años. Sin lugar a dudas destacaron las arpilleras al óleo que ejecutó Luis Taverner y Montalvo. Las catas llevadas a cabo por la empresa de restauración Ábside S.L. en esta sala, ha puesto de manifiesto sus grandes dimensiones y su ubicación original. Esta decoración se atribuyó a la mano de Arturo Mélida y Alinari, aunque la reciente investigación nos lo desmintió.
Arturo Mélida intervino de forma muy activa en la concepción de los elementos decorativos del nuevo edificio del Ateneo de Madrid. Así, además de ejecutar las pinturas del salón de actos, muy posiblemente son obra suya el diseño de la escalinata y la obra de rejería de todo el edificio, ya que los elementos que en ella se emplean están muy próximos a las maneras y ornatos empleados por el artista. No obstante debemos descartar su mano en los muros de La Cacharrería, ya que fuentes documentales de la época nos remiten a la figura de Luis Taberner y Montalvo como autor de las mismas. Obra suya está representada en la galería de retratos –retrato de Ramón Llorente y Lázaro– y se le nombró Socio de Mérito del Ateneo de Madrid con el número 3.370, muy posiblemente como reconocimiento a su contribución en la decoración del edificio.
Destacado artista decorativo, Luis Taverner y Montalvo pronto fue reconocido como uno de los mejores autores de pintura decorativa de finales del siglo XIX, sobre todo por las pinturas de imitación a tapiz con las que decoró varios edificios levantados en este periodo: el Casino de Madrid, el edificio de la Bolsa o la Capitanía General de Zaragoza. Lo mismo ocurrió con La Cacharrería del Ateneo de Madrid, donde la temática medievalista –tan de moda en estos años y a la que los pintores recurren con asiduidad dentro de las pinturas de Historia– se hizo protagonista de los muros más extensos del salón, ocupando áreas de varios metros cuadrados de superficie. Estas pinturas se ejecutarían al óleo sobre sarga o arpillera, aprovechando la textura ofrecida por el soporte como una aproximación visual a las texturas de los tapices. Al respecto de estas obras hay referencias bibliográficas tales como,
Saavedra, Eduardo: “El Ateneo”, en Anales de la Construcción y de la Industria, año IX, nº 3, Madrid, 10 de febrero de 1884, pag. 34.
… Rivalizando con estos artistas, los pintores se han apresurado á decorar la nueva casa con esplendidez maravillosa. D. Antonio Mélida ha pintado el techo y las escocias de la cátedra, D. Aureliano Beruete, D. Agustín Lhardy, D. Rafael Monleon y D. Cristóbal Freís han decorado con paisajes y ramos las paredes del primer salon del piso bajo; el siguiente lleva alegorías de la industria, de las matemáticas, de la astronomía y de la botánica por Laverón y Jover, con sobrepuertas del mismo y de Algarra, y el techo de Gomar; y el último salon llevará una imitación de tapices que el Sr. Taverner no ha concluido todavía. Otros entrepaños van á pintar en aquellas piedas los Sres. Puebla y Balaca. La escocia de la biblioteca será decorada por D. Manuel Domínguez, y D. Federico Jiménez ha empezado a pintar dos cuadros en los lienzos de la escalera interior.
Estas pinturas debieron ejecutarse entre 1884 y 1900, fecha en la que fallece el artista, y de las que se nos da cita en:
vv.aa.: “Luis Taberner”, en La Ilustración Española y Americana, año XLIV, nº VII, Madrid, 22 de febrero de 1900, pp. 103, 106 y 111.
… Desde entonces el número de sus obras fue extraordinario.
De sus trabajos decorativos recordamos los que pintó para la nueva Bolsa, Casino de Madrid, Ateneo, Embajada de Alemania…
Lamentablemente la sala sufrió el expolio al que fue sometido el Ateneo de Madrid tras la guerra civil. Su aspecto cambió radicalmente. Las labores de restauración llevadas a cabo en los últimos años, nos ofrecen una clara idea del aspecto que tenía esta sala y de las posibilidades que hay a la hora de rescatar elementos que, bajo capas de pintura, aún permanecen en la sala esperando a ser rescatados.
Luis Taberner y Montalvo (Madrid, 1844-1900)
Luis Taberner y Montalvo (Madrid, 1844-1900). Tras cursar estudios de pintura en la Escuela Especial de la Corte, realiza su primera exposición en 1871, obteniendo buenas críticas. A pesar de ser un excelente retratista, pronto deriva su producción a la pintura mural y decorativa, donde destacará con grandes trabajos, convirtiéndose en uno de los autores más demandados en este género. Su técnica se centra en la imitación de los tapices flamencos del siglo XVI, aplicando el óleo directamente sobre la arpillera y logrando así el efecto tapiz. No obstante la pintura mural y la de caballete son también fundamentales en su producción.