-
diciembre 2013
-
noviembre 2013
-
octubre 2013
-
septiembre 2013
-
agosto 2013
-
julio 2013
-
junio 2013
-
mayo 2013
-
abril 2013
-
marzo 2013
-
enero 2013
-
diciembre 2012
-
noviembre 2012
-
octubre 2012
-
septiembre 2012
-
agosto 2012
-
julio 2012
-
mayo 2012
-
abril 2012
-
marzo 2012
-
febrero 2012
-
enero 2012
-
diciembre 2011
-
noviembre 2011
-
octubre 2011
-
septiembre 2011
-
agosto 2011
-
julio 2011
-
junio 2011
-
mayo 2011
-
abril 2011
-
marzo 2011
-
febrero 2011
-
diciembre 2010
-
noviembre 2010
-
octubre 2010
-
septiembre 2010
-
agosto 2010
-
julio 2010
-
junio 2010
-
abril 2010
-
marzo 2010
-
febrero 2010
-
enero 2010
-
octubre 2009
-
septiembre 2009
-
agosto 2009
-
julio 2009
-
junio 2009
-
mayo 2009
-
marzo 2009
-
febrero 2009
Pieza del mes diciembre 2012
- La pieza
- Biografía
- El cuadro
- Biografía del artista
- Ficha técnica
INTRODUCCION
El estudio, la síntesis y el respeto por la materia de origen es uno de los matices más singulares que tiene esta obra escultórica. El tratamiento de las texturas, la potencia táctil y visual de la obra ofrecen una serie de elementos que otorgan al mármol una entidad propia y potencian las diferentes calidades que, en cuanto a acabados, puede tener este tipo de material. Los contrastes entre las superficies trabajadas a gradina y cincel y el pulimentado de otras, son el lugar perfecto para que la luz incida y repose, destacando las superficies, elogiando a la materia negra, sus sombras y destellos producidos por la captación de la luz.
LA PIEZA
La huella sobre el elemento es una de las premisas con las que el artista parte a la hora de realizar esta pieza que se gesta directamente desde la oscura tonalidad del mármol. Esas huellas, como las del paso del tiempo, van marcando la superficie y construyendo los volúmenes. Son las huellas de las herramientas de cantero que el autor utiliza para desbastar la superficie y comenzar a construir una pieza de rotundos volúmenes primarios, sin dar cabida a lo anecdótico o superficial.
De marcado formato horizontal, la pieza despliega de su epicentro una serie de aletas que otorgan la sensación de velocidad al pesado mármol, dinamizando la composición y cortando el espacio que la envuelve. Las formas irregulares que predominan, se ven sistematizadas por los ritmos impuestos en los planos inclinados. Con esto parece que, el artista, genera una pieza que se basa en la deconstrucción de los elementos compositivos, haciendo las manos del hombre la labor de la erosión que realiza el paso del tiempo.
El contraste de texturas, magnífico, otorga a la luz un interesante papel en el modelado de las formas. Así, la gran masa negra, acoge la llegada de la luz a la pieza y la encierra dentro, haciendo que ésta remarque más las texturas y se deslice, suavemente, por las superficies pulimentadas.
BREVE BIOGRAFÍA DEL AUTOR
José Miguel Carrera (Madrid, 1960)
Nacido en Madrid, cursará estudios de Bellas Artes, donde obtiene su licenciatura en la especialidad de escultura en el año de 1985.
Previamente, Carrera, se ha movido en el campo de las exposiciones colectivas donde ha exhibido su obra. Así, es destacable su primera exposición colectiva en la sala de la propia facultad de Bellas Artes de Madrid en el año de 1983. En este mismo año se alzará con el Primer Premio de escultura de la Universidad Complutense de Madrid.
Posteriormente se suceden diferentes exposiciones colectivas, a las que concurre con sus piezas, en varias provincias españolas (Valladolid, Castellón, Madrid), siendo destacable la que realiza en la capital en el año 1988, con el grupo de escultores denominado ESTEOESTE.
Su obra acapara diferentes premios como la Mención de Honor en el X Certamen Nacional de Escultura de 1986.
La obra que nos ocupa, entró a formar parte de la colección del Ateneo de Madrid tras la exposición del autor en Sala de Santa Catalina, en el mes de enero de 1988.