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Pieza del mes marzo 2011
- La pieza
- Biografía
- El cuadro
- Biografía del artista
- Ficha técnica
INTRODUCCIÓN
Figuras desarraigadas o paisajes desolados, son características en la obra de Antonio Granados Valdés que, además, enfatizan su presencia con la rica textura a la que somete al óleo al aplicarlo. Las claras evidencias de la obra de Vázquez Díaz –con quien se formó– y el enriquecido colorido de su tierra de nacimiento, Andalucía, remarcan aún más la obra de este artista que estiliza la presencia de la figura en sus lienzos pero sin abandonar los volúmenes rotundos, la síntesis de una línea que resuelve en pequeños trazos la composición o la reducción de los planos compositivos a la mínima expresión que toman protagonismo con un color de paleta en perfecta gradación y armonía.
Granados Valdés ha sido un artista de amplio espectro. A pesar de haber abandonado durante algunos años la producción pictórica –por desempeñar tareas docentes en Venezuela– supo remontar desde sus inicios y ofrecer una obra donde destaca su continuidad y plenitud, sin que se perciba en ésta el paréntesis que el artista realiza. Es destacable su obra gráfica, a la que recurre en este periodo donde se dedica a la enseñanza y que, quizá, contribuyó a definir aún más su producción posterior.
Su exposición en el Ateneo de Madrid se realiza, por primera vez, en 1955 en la Sala del Prado, –y tras haber expuesto en el Club La Rábida– volviendo a exponer en el Ateneo en 1958 y en 1986, fecha en la que dona esta obra al haber desaparecido las que donó en su primera y segunda muestra.
EL CUADRO
Caballos
Masas ordenadas en rotundos volúmenes que se componen en una simetría obligando al espectador a echar la vista al fondo donde, angularmente, se cierra una composición y dos grandes manchas de color. Así presenta Antonio Granados Valdés esta obra en el que la excusa son dos caballos pastando en un campo infinitamente colmado de matices verdosos y donde la composición, no sólo se equilibra con la disposición de los equinos, sino con el guiño que el artista hace al color de uno de ellos, el siena tostado, contrapuesto, unifica la escena.
Es la forma de situar los caballos lo que, en cierta medida, recuerda a obras del también pintor Benjamín Palencia. Una marcada y poco usual presentación de las figuras, una visión trasera que el espectador se ve forzado a mirar más allá del primer plano en una búsqueda de rostros inexistentes.
Las dos figuras descansan sobre un fondo que no distrae la mirada salvo cuando éste es contemplado en detalle en una búsqueda de los grandes matices que lo conforman. La inmensa gana cromática, del verde hacia el azul, la transición de las tonalidades, suave y sutil, hacen que las figuras resalten, sin llegar a ser recortadas por los contornos y, en todo el conjunto, destacadas texturas del pincel que toman relieve y entidad en sí mismas, ofreciendo una obra vibrante, de rápida y precisa ejecución y con toda la entidad del artista en ésta.
BREVE BIOGRAFÍA DEL ARTISTA
Antonio Granados Valdés
(Huelva, 1917 - ). Inicia su formación junto a Evaristo Valle y Daniel Vázquez Díaz, presentando su obra, por primera vez, en una muestra organizada por el Club La Rábida en 1952 y a la que seguirán exposiciones en el Ateneo de Gijón o en el Ateneo de Madrid en 1955, año en que traslada su residencia a Venezuela donde ejercerá como profesor de la Universidad Central en los estudios de Arquitectura. Expondrá en el país latinoamericano varias veces, si bien sus compromisos docentes hacen que la pintura quede de lado en su producción y que experimente con la obra gráfica.
Tras su regreso a España, Granados Valdés concurre a numerosas exposiciones individuales y colectivas, así como Bienales. Acumula grandes e importantes premios a nivel internacional, donde destacan el Premio Arístides Rojas.
Su faceta artística no sólo concluye con su pintura o grabado, sino que también abarca la actividad docente y la crítica de arte. Así, fue fundador de las revistas Espacio y Forma o El Punto y son numerosos y destacados sus ensayos y críticas artísticas.