Tal día como hoy, 8 de agosto
“La política es el arte de aplicar en cada época aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible”
Antonio Cánovas del Castillo murió tal día como hoy 8 de agosto de 1897. Político e historiador español, fue una de las figuras más influyentes de la política española de la segunda mitad del siglo XIX. Cánovas ingresó en 1848 en el Ateneo de Madrid que presidió en tres ocasiones (1870-74, 1882-84 y 1888-92), figurando sus discursos anuales de apertura entre sus trabajos más destacados. Su efigie puede contemplarse en la Galería de Retratos de la Institución, obra de José Parada y Santín (1897).
Ni cabe dudar que la gloria del Ateneo singularmente consista en no haber cerrado los oídos nunca al rumor de las disputas filosóficas, si en apariencia estériles, en realidad fecundísimas.(6 de noviembre de 1882. Discurso con motivo de la apertura de las Cátedras).
Político, literato e historiador español, nacido en Málaga el 8 de febrero de 1828 y fallecido por asesinato en Santa Águeda (Guipúzcoa) el 8 de agosto de 1897, fue ministro de Gobernación con Alejandro Mon en 1865 y de Hacienda, por renuncia de Alonso Martínez, en 1866. Fue el artífice de la Restauración monárquica de 1874 y a partir de enero de 1875, seis veces presidente del Consejo de Ministros alternándose en el poder con Mateo Sagasta.
Asiduo al Ateneo de Madrid, devoraba libros y dictaba cursos. Tomó parte activa en los preparativos del Movimiento Militar de 1854 y al dar un Curso sobre Temas Históricos en el Ateneo es detenido por sus artículos en Las Novedades, donde denuncia la corrupción de varios altos personajes.
Con la Revolución triunfante es expulsada de España Isabel II. Cánovas ingresa en la Real Academia Española de la Lengua y escribe Estudios históricos (1868) y Bosquejo Histórico de la Casa de Austria que es la obra más importante de su labor histórica.
Fue tan respetado en toda Europa que el propio Príncipe de Bismarck llegó a decir: "Yo jamás me incliné ante nadie, pero lo hice siempre con respeto cuando oía pronunciar el nombre ilustre de Cánovas del Castillo".
Varias veces los distintos Reyes le ofrecieron títulos nobiliarios que siempre rechazó cortésmente. Toda la Prensa Mundial se hizo eco de aquel atentado, analizando la figura del gran tribuno. Según se dice, Sagasta pronunció aquella frase que se hizo famosa: "Después de la muerte de Cánovas, todos los políticos podemos llamarnos de tú".