El Arte Contemporáneo y el Ateneo
Trazar una breve historia como la del Ateneo de Madrid y el apoyo que éste brindó al Arte Contemporáneo es emocionante. Esta institución contribuyó a los significativos cambios que iban a producirse en el Arte español del siglo XX y, sobre todo, a aquellos artistas que a lo largo de un siglo han venido contribuyendo con sus exposiciones a la creación de nuevos y arriesgados lenguajes artísticos. Cuando nadie creyó en ellos, el Ateneo brindó sus muros para colgar sus obras tildadas de transgresoras.
Cuando nadie creyó en sus discursos, el Ateneo cedió su salón como foro para que alzaran sus voces. Cuando nadie avaló sus ideas, el Ateneo propició sus tertulias artísticas…; no había otro lugar más propicio que este viejo caserón de la calle del Prado en el que, sin lugar a dudas, se acuñaban los nuevos términos que iban a convertirse en pilares de la modernidad y la contemporaneidad. En este sentido podemos decir que el Ateneo de Madrid fue, por dos veces, impulsor de unas nuevas manifestaciones artísticas: aquellas que se originaron en las primeras décadas del siglo XX –truncadas por la Guerra Civil– y las que se emprendieron en la década de 1950.
A través de sus salas de exposiciones, el Ateneo siempre ha estado presente en la vida artística española del último siglo. Perenne al tiempo, pero sensible a los cambios, supo acoger a las nuevas tendencias y convertirse en una plataforma de difusión de las mismas a través de las exposiciones y las conferencias ofrecidas.