Imágenes para la Historia
Nacido bajo la premisa de impulsar la cultura en todas sus vertientes y manifestaciones, el Ateneo de Madrid es la institución sin la que sería imposible narrar la vida político-cultural de los últimos dos siglos. Un Ateneo en blanco y negro captado por la lente del fotógrafo, relatado con avidez por el cronista y donde lo novedoso se sucedía vertiginosamente a la misma velocidad que avanzaba el siglo.
Emilia Pardo Bazán era nombrada “Condesa del Ateneo” con el rendibú de los socios, mientras que Roso de Luna, Azaña o Valle-Inclán acaparaban las tertulias. Los artistas subversivos exponían sus obras ante el beneplácito de un público que eufórico aplaudía lo transgresor, e intelectuales, Premios Nobel y personajes de la farándula se fusionaban en veladas interminables acuñando nuevos conceptos.
En su sede de la madrileña calle Montera el Ateneo ejerció de crisol que sirvió para cultivar una idea de “modernidad”, la cual llegó a su máximo apogeo en la sede que actualmente ocupa la institución, en la calle del Prado, nº 21. A finales del siglo XIX, un soberbio edificio y el ambiente liberal, convirtieron al Ateneo de Madrid en el lugar más adecuado para gestar la vida cultural y política de la centuria venidera. Punto referencial de muchos, en sus salas hervían las ideas, tertulias y debates, conferencias, cátedras, exposiciones y, sobre todo, curiosos personajes frecuentando sus salas y su magnífica biblioteca.
Muchos e ilustres personajes salpicaron aquellos años acuñados con contraste de ley, dejándonos su huella en la Galería de Retratos, en rubricados libros de la Biblioteca o en los muros del Salón de Actos y la Cacharrería donde retumbaron sus voces. Todo ello ha constituido parte esencial para trazar una relevante e importante historia en nuestro patrimonio cultural.