La "Estafeta literaria" y el Ateneo de Madrid
Considerada la publicación cultural oficial del régimen, La Estafeta literaria nació en 1944. Su importancia, como divulgadora del quehacer en las distintas artes y lugar de iniciación de periodistas y escritores renombrados, queda avalada por ser una fuente fundamental en el análisis de la España cultural de la época.
Por su postura ideológica, no ha contado con demasiada fama posterior ni se le han dedicado extensas páginas; sin embargo, dada su larga vida y su afán de aperturismo -el mismo que vivió España con el paso de los años-, merece que se le haga justicia por su valor como vehículo de transmisión cultural en la segunda mitad del siglo XX.
Porque La Estafeta se extendió -con interrupciones- hasta 2001, durante casi 40 años y 7 épocas; ganando en calidad, en puntos de vista y, por tanto, en credibilidad. Ver la Exposición virtual.
La Estafeta dependía de la Delegación Nacional de Prensa, cuyo responsable, Juan Aparicio López, la había fundado. La 1ª época duró 2 años; hasta enero de 1946. Comenzó intentado emular a La Gaceta literaria de Ernesto Giménez Caballero (socio del Ateneo de Madrid; en 1919-20, secretario 4º de la Sección de Literatura), con formato de periódico a colorines -la llamaban el “TBO de las letras”- y con un carácter divulgativo. Numerosas secciones recogían multitud de noticias, breves crónicas y semblanzas, entrevistas y reseñas que informaban de la cultura de dentro y fuera de España. El tono patrio estuvo presente desde su editorial de presentación, elocuentemente titulado “Por España y su caudillo”.
Entre abril de 1956 y julio de 1957 vivió su 2ª época, con forma y tendencia similares a las de la etapa anterior, bajo la dirección de Luis Jiménez Sutil; su repentina muerte provoca que el poeta Rafael Morales se ocupe de la publicación a partir de noviembre de 1957.
Con Rafael Morales Casas -socio del Ateneo; vocal de la Junta de Gobierno de José María de Cossío- comienza su 3ª época; de noviembre de 1957 a noviembre de 1962, y los que se han considerado los 20 años de oro de La Estafeta literaria.
La Estafeta cambia radicalmente; reduce su formato, aumenta su número de páginas, limita sus secciones y, lo más importante, renueva su espíritu. La intención de Morales es clara: enterrar las zanjas dejadas por la contienda, sirviendo de trampolín a nuevos valores, sin olvidar a los consagrados, dando entrada a las letras foráneas y convirtiendo a La Estafeta en un referente de información y crítica de la vida cultural española. Para ello, Morales se rodea de un fuerte equipo editorial y da cabida a nuevos colaboradores, como el escritor Julio Manegat Pérez o el poeta Luis Jiménez Martos -socio del Ateneo; director del Aula de Poesía del Ateneo hasta 1980-.
Los años de Morales se convierten así en el punto de inflexión en la trayectoria de la publicación, y en el modelo que siguen los directores posteriores, que mejoran su calidad. La Estafeta, creado ya el Ministerio de Información y Turismo, quedó vinculada a la Dirección General de Información y a la Dirección General de Difusión Cultural. El Ateneo de Madrid se encargó administrativamente de La Estafeta literaria entre 1957 y 1964.
El médico y periodista Luis Ponce de León Ronquillo -socio del Ateneo; vocal de la Junta de Gobierno de J.M. de Cossío; director de la revista Ateneo- dirige entre 1962 y 1968 la 4ª etapa. En los años 60 y primeros 70, La Estafeta quedó vinculadaa la Dirección General de Cultura Popular y Espectáculos.
En marzo de 1964 La Estafeta pasó de depender administrativamente del Ateneo, a depender de la Editora Nacional, organismo oficial del franquismo, responsable de sacar al mercado diferentes publicaciones de interés para el régimen. Pero el Ateneo mantenía la distribución del mismo número de ejemplares que anteriormente, como atestigua la Memoria 1962-1967 del Ateneo de Madrid: “la calle de Santa Catalina, actual sede de La Estafeta literaria”.
El escritor Ramón Solís Llorente -socio del Ateneo; secretario de la Junta de Gobierno de J.M. de Cossío- se encarga de la 5ª época, hasta octubre de 1978. Con Solís se afirmaron en la redacción personalidades tan diversas como: el poeta Juan Emilio Aragonés (socio del Ateneo; director del Aula de Teatro del Ateneo), como subdirector, -cargo que ya ocupaba en la etapa de Ponce de León-; el poeta Eladio Cabañero López; el novelista Leopoldo Azancot Franco; y el poeta Manuel Ríos Ruiz -como secretario de redacción; realmente editor ejecutivo-. En ese períodoLa Estafeta consigue popularidad y reclamo comercial por su amplio espacio dedicado a información sobre convocatorias y fallos de premios literarios.
Son tiempos de cambio en el país y la revista no puede quedarse atrás, eso es lo que piensa el poeta Luis Rosales Camacho -socio del Ateneo; vocal de la Junta de Gobierno de J.M. de Cossío- cuando en diciembre de 1978 lanza Nueva estafeta, con una estética y calidad exquisitas, y con aires -como los de España-, renovados. Esta 6ª etapa finaliza en 1983.
En 1997 Manuel Ríos Ruiz -el que durante muchos años había sido su auténtico editor y secretario- comienza la 7ª época de la revista, de nuevo llamada La Estafeta literaria, hasta 2001.
En ninguna de sus etapas La Estafeta estuvo concebida como empresa, sino como servicio a favor de la expresión artística, la información y la reflexión, tanto referentes a las novedades como a los clásicos; ello se confirma con el esfuerzo que hizo el Estado por convertirla en un medio de difusión cultural que llegara al mayor número de lectores españoles.
El índice de La Estafeta se puede consultar en Índices de La Estafeta literaria (1944-2001): contenidos literarios de la revista (2004), y hasta ahora se han publicado 2 libros más sobre la revista: La Estafeta literaria y su contribución a la difusión de la cultura del siglo XX (2010) y La Estafeta literaria: un estudio descriptivo-comparado (2018).