El ilustre ateneísta Emilio Lledó Premio Nacional de las Letras Españolas 2014

Si todos los que nos acercamos a este púlpito le dedicamos una palabras se nos va hacer un poco largo, porque a mí se me ocurre decir muchas cosas, pero sólo voy a decir una, desde 1949 en mi carnet número 66, por cierto que antes se daba el número de algún fallecido, tengo el número 66 y pone (es muy emocionante verme ahí de veinti-pocos años) pone exactamente agosto de 1949; yo he sido un ateneísta levemente infiel, porque cuando más frecuenté esta Casa fue en mi época de estudiante, pero después, como a los veinti-pocos años me fui a Alemania, y mi vida ha sido catorce años en Alemania, tres de Catedrático de Instituto en Valladolid, otros tantos de Catedrático en la Universidad de Laguna, once en Barcelona, cuatro después en Berlín… yo muchas veces me he preguntado por el problema del nacionalismo y es un problema que no me ha llegado a calar del todo, yo sé muy bien al país al que pertenezco parte del cual es esta Casa, ¿pero de donde soy yo?, sé muy bien, repito “del Ateneo” y de un barrio de Sevilla que se llama Triana, nadie lo acepta, nadie lo cree, porque no tengo acento, pero lo que sí quiero y con eso acabo, es decir que el Ateneo representa algo que es parte de la esencia de toda nación, de toda cultura, de toda patria, llámenlo ustedes como quieran, la cultura es la esencia, NO la economía, ni muchísimo menos. Hay un texto de la cultura clásica, un texto Platónico que dice que sólo (exagerando, lo confieso, pero en fin así es) sólo las almas innobles se obsesionan por la economía y piensan que eso es noble.

Lo importante es importante claro está, somos cuerpos, somos materia, tenemos que comer, tenemos que defender nuestro ser, como dice Espinosa ”el ser necesita defenderse” pero necesita defenderse en solidaridad en “polis” (en política) en coordinación, en “simpatia” (en simpatía) y eso es cultivando el espíritu, cultivando la inteligencia, cultivando la cultura, cultivando las humanidades, esa es la verdadera riqueza de un pueblo y un pueblo que se degenera es aquel (bueno se lo dije a un amigo mío, muy progre, que el otro día me dijo “estoy feliz”, que me perdonen no quisiera ofender ninguna profesión de alguno de ustedes, “estoy muy feliz” el es un súper progre, un hombre de izquierdas “estoy feliz porque mis dos hijos se van a dedicar a asesoría financiera,…… y yo le dije, por qué no hacen filología clásica o arqueología, y me dijo “porque eso no da para vivir. Eso me parece… bueno, una falsificación de lo que constituye la esencia en la vida, de la cultura, y en eco con esa vida esta Casa ha mantenido y espero que en un futuro esa esencia. El día que volvamos a la caverna, el día que no salgamos de la caverna, el día que no nos demos cuenta que fuera es donde está la luz, ese día ya no seremos hombres, ni mujeres, ni seres humanos, ni yo se si tampoco merece la pena la vida. ¡MUCHAS GRACIAS!