Centenario del Primer Concierto de Andrés Segovia en Madrid (Ateneo de Madrid, 6 mayo 1913)
"A los pocos días de su residencia en Madrid, un grupo de amigos inició las gestiones para conseguir un concierto para Segovia en el Ateneo... Al principio los directivos del Ateneo pensaban que la guitarra carecía de prestigio pues creían que iba a convertir el respetable podium de su salón de actos en un tablado flamenco. Pero finalmente el más anciano aceptó ir a escuchar al joven Andrés quedando prendado de la guitarra. El joven Andrés se dirige a la C/ Prado nº 21, luciendo un esmoquín, que sólo tenía el defecto de ser un poco ancho para su cuerpo". (Texto F. Andrés Segovia)
El concierto tuvo lugar el 6 de mayo de 1913, a las 10 de la noche. Por referencias verbales y documentos privados hemos conocido que el concierto alcanzó elevadas cotas de éxito, siendo muy aplaudido el intérprete y quedando muy satisfechos los directivos del Ateneo. Invitación y programa del Concierto. Sin embargo, Segovia no quedó muy complacido porque la prensa brilló por su ausencia; y se sintió descorazonado al comprobar que los periódicos madrileños no habían recogido en sus páginas las impresiones del recital. Quizás pudo influir en esta ausencia el estreno de la obra Madrigal de Martínez Sierra que acapararía la atención de los revisteros. El Heraldo de Madrid del 4 de mayo de 1913, anunciaba el referido estreno para la noche del martes día 6 (fecha, del concierto de Segovia); y el mismo diario, en su edición del día 7 de mayo, informaba: «Novedades teatrales. LASA. Por la noche asistimos a "Madrigal", comedia en dos actos de Martínez Sierra. El primer acto fue más elogiado por la crítica que el segundo.
Es obvio decir que Manuel Ramírez asistió al concierto, y viendo que pasaban varios días sin que Segovia lo visitara le mandó un recado con uno de sus operarios. "¡Perdido anda el artista!". Exclamó Ramírez al verme entrar. "No estoy firme todavía, le contesté. La fiebre aparece de cuando en cuando y mi convalecencia retrocede". "Pues nadie advirtió la otra noche que le faltasen a usted las fuerzas. ¡Qué pujanza! ¡Qué apasionamiento! Me conmovió sentir cómo se transformaban en bella música las cuatro tablas que yo había juntado, y nunca estuve tan ufano del resultado milagroso de mi trabajo. Al ver el entusiasmo del público, tuve ganas de gritar: Dirijan algunas palmas hacia ese lado, que también tengo derecho a participar unpoquitín del éxito; si no fuera por mí, de seguro que os costaría más trabajo escuchar a este joven artista y no os parecería la música tan clara y biencantada.
Las sentidas palabras de Manuel Ramírez fueron un bálsamo para él, pero no evitaron que le confiase las razones por las que estaba abatido, razones que han sido expuestas antes de hacer referencia a esta visita. Al conocer el luthier los razonamientos de Segovia relacionados con el concierto, le contestó: «¡Recórcholis, que se ahoga este mozo en un vaso de agua! Yérgase, muchacho, y escuche: Esos músicos manifestaron ante mí sorpresa y estimación por su talento y deploraron, como siempre, que lo dedicara Vd. a la guitarra. Si no se acercaron a hablarle es porque Vd. está todavía en pañales, y ellos son ya varones graves y notorios que saben medir y hacer respetar las distancias. Críticos, no los hay; el titular de la crónica taurina suele ser, ipsofacto, el que escribe sobre música, y entiende tanto como mi abuela. Y en cuanto al empresario, ya lo encontraremos. En Madrid, ninguno se ha especializado todavía en organizar conciertos; pero se está al alcance del más tonto, con tal que se le dé a oler la ganancia. Fuera, pues, preocupaciones». Y tras una breve pausa, añadió: «Aún no se le ha ocurrido preguntarme por qué lo he llamado, y casi me inclino a no decírselo. Sin embargo, ahí va. El director de un banco extranjero en Madrid, único de su clase que es aficionado a la música, quiere que toque Vd. en su casa y le ofrece por ello doscientas pesetas. Ha sido D. José del Hierro quien le ha recomendado. ¿Acepta Vd.?». Segovia le contestó lleno de alegría: «¿Que si acepto? Es como si me cayera el premio de una lotería celestial».
Segovia días después cambia de pensión traslandándose a la existente en la calle Jacometrezo n° 62. Su primer concierto en el ATENEO madrileño, sin el creerlo, había tenido una repercusión muy favorable en su futura actividad artística.
Dossier de la Fundación Andrés Segovia en el Homenaje a Andrés Segovia conmerando el Centenario de su Primer Concierto en Madrid.
Documental Andrés Segovia en You Tube.