En la estela ateneísta de Nicolás Salmerón
José Siles Artés
Conferencia leída en el Ateneo de Madrid el 22 de enero de 2009
«Dejó el poder por no firmar una sentencia de muerte». Es el epitafio legendario que acompañará siempre en la historia a Nicolás Salmerón (1838-1908), el filósofo y político idealista, intelectual insobornable, que llegó a la presidencia de la Primera República en 1873. Dimitió a las seis semanas porque su posición contra la pena de muerte no le permitía firmar unas sentencias impuestas a los insurgentes cantonalistas. Tan insólita renuncia quedará para la historia como el gesto más valiente y más honesto de este estadista singular, que se había dado a conocer inicialmente en el Ateneo de Madrid, donde expuso abiertamente sus ideas democráticas y sociales, alcanzando rápidamente nombre de orador y filósofo.
Texto íntegro de la comunicación presentada en la mesa redonda Nicolás Salmerón político, filósofo y ateneísta, el 22-1-2009, con la intervención de José Luis Abellán, Eduardo Huertas y el autor, en la segunda jornada del Homenaje del Ateneo de Madrid a Salmerón, con motivo del centenario de su muerte. Publicado posteriormente en la revista El Eco de Alhama (Almería), nº 30, diciembre 2010, pp. 4-11.