In memoriam Dra. D.ª Margarita Salas

Hasta el final de su vida dio una lección de humanidad; rompió techos de cristal, con la silenciosa eficacia que la caracterizó, por todos los lugares por los que transitó; defendió los derechos de los que pedían su apoyo, fue el caso de los becarios que eran víctimas de un inicuo expolio que no reconocía su trabajo, en apoyo al reconocimiento de sus derechos laborales. Los últimos años de su vida los siguió dedicando a lo que siempre fue su vocación: la investigación científica de la que nunca llegó a separarse. "Un país sin investigación es un país sin desarrollo”, es una frase reiterada a lo largo de su vida que hoy es tan necesario recordar, como ayer, tras los brutales recortes producidos con motivo de la crisis cuyo daño durará décadas y que motivó el exilio científico de tantos jóvenes investigadores.

Su amable colaboración con todos los próximos, la generosa enseñanza a todos los que le rodeaban, el saber encontrar tiempo para atender a todos; fueron actividades humanas compatibles con su excelente dedicación a la ciencia, uno de los frutos más bellos de la razón que, sumada a la experiencia de una vida prolongada, contribuye a hacernos mejores personas, algo tan necesario ayer, como hoy y como mañana. Todo un ejemplo para todos nosotros.

Concluyo recordando una frase especialmente importante para esta humanidad cada vez más longeva, dicha en un simposio de científicos jubilados: "No discriminemos a los 'vejestorios' creativos". Todo un reto a superar.

El Ateneo de Madrid, Científico, Literario y Artístico se suma con esta breve nota a la condolencia general de su familia y de todos los científicos.

Juan Armindo Hernández
Presidente del Ateneo